Rima III de Gustavo Adolfo Bécquer
Sacudimiento extraño
Que agita las ideas
Como huracán que empuja
Las olas en tropel;
Murmullo que en el alma
Se eleva y va creciendo
Como volcán que sordo
Anuncia que va a arder;
Deformes siluetas
De seres imposibles
Paisajes que aparecen
Como al través de un tul;
Colores que fundiéndose
Remedan en el aire
Los átomos del iris
Que nadan en la luz;
Ideas sin palabras
Palabras sin sentido,
Cadencias que no tienen
Ni ritmo ni compás;
Memorias y deseos
De cosas que no existen,
Accesos de alegría,
Impulsos de llorar;
Actividad nerviosa
Que no halla en qué emplearse,
Sin riendas que le guíe
Caballo volador;
Locura que el espíritu
Exalta y desfallece,
Embriaguez divina
Del genio creador.
Tal es nuestra inspiración.
Gigante voz que en el caos
Ordena en el cerebro
Y entre las sombras hace
La luz aparecer;
Que poderosa enfrena
De la exaltada mente
El volador corcel;
Hilo de luz que en haces
Los pensamientos ata,
Sol que las nubes rompe
Y toca en el cenit;
Inteligente mano
Que en un collar de perlas
Consigue las indóciles
Palabras reunir;
Armonioso ritmo
Que con cadencia y número
Las fugitivas notas
Encierra en el compás;
Cincel que el bloque muerde
La estatua modelando,
Y la belleza plástica
añade a la ideal;
atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cuál átomos que agrupa
recóndita atracción;
raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga,
oasis que al espíritu
devuelve su vigor.
Tal es nuestra razón.
Y de ambas vencedor,
Tan sólo al genio es dado
A un yugo atar las dos.
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