A lo largo de la historia, se han
planteado muchas hipótesis y teorías sobre la palabra “paz”. Mira qué fácil,
una palabra con tan sólo tres letras y a la vez el mayor reto para la
humanidad.
Para empezar, hay que plantearse
esta pregunta tan simple y a la vez tan compleja: “¿Qué es la paz?”
Con todos los diccionarios del
mundo, cualquiera lo podría explicar perfectamente: “Estado de tranquilidad o quietud, como una ausencia de
disturbios, agitación o conflictos.” Punto.
Pues qué definición tan fácil, ¿no?
Pero,
¿qué es la paz para una persona? “Es una pregunta muy difícil”, responderían
muchos.
¿Y eso
por qué? Porque la paz es aparentemente “utópica” en todos los sentidos.
De
hecho, vivimos en un mundo lleno de conflictos bélicos y violencia que hemos
olvidado el verdadero significado que tiene la paz: “Luchar sin utilizar la
violencia”.
En las
noticias, de lo que más se habla últimamente son de las guerras de Siria,
Afganistán y Palestina, donde cada hora de cada día se producen terribles
masacres, muertes, explotaciones…
¿Y
quiénes siempre son las víctimas? Los civiles, en especial los niños que mueren
a manos de un soldado o un rebelde. Yo no entiendo por qué se matan a los seres
más inocentes y frágiles, quitándoles sus derechos sólo por intereses
político-económicos de las naciones.
Es una
pena, ¿verdad? Pues ahora, la mayoría de la población no reacciona al ver las
noticias, sino que fingen no ver nada y siguen a lo suyo, mientras que por otro
lado, hay misioneros y voluntarios que lo dejan todo atrás y van hacia allí
arriesgando sus vidas para poder salvar a todas estas personas. ¿Por qué estas
personas pasan desapercibidas si son verdaderos héroes? Porque ellos sí que
luchan por un mundo mejor y hay quienes no quieren eso, por eso se suele evitar
en los medios de comunicación.
Otra pregunta que uno se podría plantear es: “¿De dónde nos
influye tanto la violencia?”
Esta es
muy fácil: de la televisión y los anuncios. ¿Y eso por qué diantres tiene que
venir de allí?
Bien,
porque en todas las películas, series y programas que hemos visto a lo largo de
nuestra vida hay violencia. No es de extrañar, pero en mi opinión, la violencia
debe quedarse allí y no coexistir en el mundo virtual y en el real. Vamos, que estamos muy influenciados
por esto y no nos damos ni cuenta porque lo vemos cada día como si nada, sólo
para entretenernos.
Hay que
aprender a tener un punto medio entre el mundo virtual y el mundo real: se
puede aprender de la televisión pero sin creer que estás en ella, es decir,
prevenir antes que curar.
Otro
factor es lo material, empezando por el “Dios Dinero”. En el Primer Mundo, la
gente no para de quejarse porque aunque lo tenga todo, quiere seguir teniendo
mucho más.
También,
cuando se encuentra dinero por la calle, sin pensarlo, se coge y se mete en el
bolsillo.
Vale,
lo reconozco, está mal, pero nuestro instinto nos lleva a hacerlo y no es
ningún delito coger un billete de 50€ que está en las escaleras de tu casa que
luego lo puedes ahorrar o gastártelo para comprarte algo. Es algo completamente
normal y lo suele hacer todo Dios.
Dentro
del factor “Dios Dinero”, se debe mencionar el tráfico de armas y drogas. ¿Para
qué se emplean estos comercios? Para que se puedan provocar conflictos bélicos
sin motivo alguno, sólo para enriquecer a las potencias mundiales,
especialmente a cierta gente, mientras
los demás se están muriendo. ¿Y por qué todas las guerras han de darse en estos
países? Debido a la abundancia de petróleo que existe en estos territorios, ya
que este preciado combustible está escaseando cada vez más a menudo.
¿Y en
el Tercer Mundo? Como no tienen lo que tenemos, hay quienes dicen que son
felices porque pueden llegar a peor y aprecian lo que tienen. ¿Pero quién se creen
que son? ¿Acaso han estado allí? ¿Cómo pueden ser los niños de allí felices si
están hurgando en la basura para poder comer, viviendo en las condiciones más
precarias, muriendo en la guerra o siendo explotados por alguna multinacional?
Se pasa
hambre, se les explota de todas las formas posibles y bárbaras, viven de las
donaciones,…y encima van algunos fanáticos y dicen que son felices con lo que
tienen. ¡Esto no se lo cree ni Dios!
La tercera pregunta que está planteada sería: “¿Podemos
hacer algo para mejorar el mundo?”
Sí y no
a la vez. Hay muchísimas cosas que podemos hacer nosotros para fomentar la paz
en nuestro mundo, aunque no podemos realizarlas todas porque somos nada más que
meros peones en el tablero de ajedrez y por eso debemos formar grupos, como
organizaciones.
Todas
estas organizaciones denuncian y a la vez intentan construir un mundo mejor.
Hay algunas que acogen familias desamparadas; otras que escolarizan a los
niños; otras que cuidan a los animales abandonados;…y muchísimas más que ni
conocemos están presentes en nuestro planeta.
Aunque
no sean nombradas en los medios de comunicación, es curioso que haya gente que
se preocupa por los problemas que sufre nuestro mundo e intenten mejorarlo a
cambio de nada.
Nosotros
podemos ayudar a estas organizaciones de muchas maneras posibles: donando ropa,
juguetes y alimentos; haciendo voluntariado durante un tiempo; exponiendo a la
organización y sus causas…
Pero
también podemos hacerlo por nuestra cuenta. Lo más habitual es adoptar un
animal de la calle, cuidar el medio ambiente, respetando a las personas tal
como son, convivir en grupo,...e infinidad de cosas posibles que a uno se le
podrían ocurrir.
Y la última pregunta de todas: “¿Acaso la paz existe de
verdad o es un ideal?”
Tal vez
sí, tal vez no. Quién sabrá si la paz es un mito o es una realidad.
Hay
muchos que luchan a diario para poder cambiar el planeta y hay otros tantos que
piensan que es un ideal y no vale la pena defender los sueños y las esperanzas
de la gente porque se agotan en cuanto abres los ojos a la realidad.
Quien
sabe si nuestro mundo puede llegar algún día a ser una “sociedad utópica”, pero
yo de verdad lo desearía con todas mis fuerzas. Sólo os pido un favor a todos,
queridos lectores, que imaginéis un planeta pacífico, por mucho que sea
imperfecto, pero que a la vez pueda albergar a miles y millones de seres vivos
distintos e iguales entre sí, porque al final, este planeta es el hogar de
todos y por ellos debemos de cuidarlo para que las próximas generaciones puedan
disfrutar de él.
O tal
vez, si seguimos así, llegaremos a convertirlo en un infierno mucho peor que
ahora donde al final, todos acabaremos muriendo, exterminando todo ser vivo que
haya en este planeta.
Pero si
no queremos esto, queridos lectores, podemos luchar para que la paz sea una
realidad posible en todos los rincones del mundo. Ojala se entienda el
verdadero significado de una palabra tan simple, pero a la vez tan compleja; de
una palabra que encierra mucho en sí; una sola palabra que ha sido el mayor
reto planteado para la humanidad; una palabra de tres letras: PAZ.
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